para esconderse de la mezquindad de los hombres poderosos que solo saben a su paso sembrar terror, destrucción y odio.
Desde allí interpretaría el dulce canto de las nereidas
que se unen para entre sus columnas protegerlo de la polvareda de las calumnias
que desmienten que la geografía no odia, que es humilde, que no tiene rejas, paredones ni divisorias
El, que interfiere en las fases de la luna, en la prosa que no entiende de ornamentos retóricos.
Que por carecer de lengua nunca se sabrá si es huérfano o mendigo, si es conservador o camarada de la rosa bermellona
El, que en su navegar es el capitán del velero que lo transporta
no dejando pruebas que creencias profesa, si es judío, ateo o religioso
Que es niño brincando sobre la arena y las rocas
deseando comprar lapices de colores para devolver al mundo el beso de la ilusión , el abrazo de la inspiración que combinan con el verbo amar
Compungido sacudió la cabeza hasta que la espuma acarició
aquellos pequeños rostros, sin reloj, ni ropa de abrigo, ni billete, ni pasaporte
Que por no saber no sabían de cuanto tiempo hacía que por la humedad
tenían sus cuerpos ateridos y hambrientos, ni el motivo por el cual se escondía entre los cirros la luna
para no tener que blasfemar, ni mentir, ni el porque se colmaban de lagrimas sus ojos
Por no querer explicar su presentimiento de la próxima y temible visita de la muerte silenciosa
Que el recuerdo de aquellos corazones rotos, canallas mentes haciéndose las despistadas
harían lo posible para que se desvaneciese entre la migración masiva de las olas que en su ir y venir todo devoran
Pero lo que no sabían es que pese que no denunciaran los periódicos al capitalismo violento e inhumano que promueve las injusticias sociales, los horrores.
Los rapsodas en sus prosas harían que se quedara la esencia de aquellas almas en la memoria del tiempo que se revela y se niega a encogerse de hombros
Y que unas manos cobijando una rosa blanca melancólicamente la posarían sobre el verde del mar
cuando el cielo obsequia su color añil claro luminoso.
En ofrenda a aquellas lineas onduladas de aliento que pese a saber que todo es demasiado difícil,
intentan e intentarán una y mil veces escapar de aquel presente que no tiene futuro, aunque su final sea mezclarse con el zig zag del viento que se estrella sin gabán puesto en el mar que al asilarlos en su alvéolo sin que nadie lo oiga, gime, maldice y llora.
ozna-ozna
