un día que se encontraba apoyado con los codos en los celajes
admirando la melena rubia de la tronada
fue testigo de como una araña temblandole las manos
con su tela enmarañaba la voz de la infancia
y hacia el reverso de los espejos con solución de plata,
a máxima diligencia la transportaba
sin antes haberla enseñado el camino de retorno a casa
quedando así al otro lado de la vida mortal atrapada
sin dar tiempo a ningún tallista cincelar sus rasgos
en cobre, piedra, mármol o en una plancha de metal moldeada
ni transformar su ternura en forma corporal de terciopelo blanca
Relata la leyenda que la voz de la infancia al comparecer la noche
cual bebe estremecido, para dormir se acurrucaba
dentro del corazón de cristal de las fabulas, ansiando encontrar allí
el amor y abrigo del vientre materno que ella tanto extrañaba
Que cuando las bibliotecas cerraban al toque del ultimo rayo solar
los libros veían como ella cruzaba la puerta descalza
y buscaba entre los gerundios y prólogos de cuentos ilustrados
los fragmentos de la sinfonía de sus atalajes color rosa y chocolate
con ilustraciones de flores, gatinos y dibujos a rayas
anhelando hallar en ellos la señal de como reconstruir su historia
y transformarse en personaje tangible, pues era consciente
que la humanidad para poder seguir respirando la precisaba
pues la existencia se había convertido en jungla de cemento y barro
en vanidad, desamor, indiferencia y individualismo,
en marioneta manejada por intereses y documentos ilegitimizados
y por unos instantes se imaginaran que eran princesas, quijotes,
trasgus, ventolinos que en la noche de San Juan cantan a les xanes
duendes de mar vestidos con traje confeccionado de algas,
rescatados de mazmorras húmedas por melodías a la vieja usanza
por hojas de patriarca da floresta, por troncos milenarios
de castaños de los cien caballos
y así poder dejar constancia en las palabras del tiempo,
de su magia y dulzura cautivadoras con sabor a melaza
ozna-ozna
