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domingo, 12 de junio de 2016

El columpio encantado © ozna-ozna

Encendió el cigarro y la llama del mechero la hizo recordar que ha tiempo, cuando era muy niña, familia lejana, la habían llevado a un paraje donde habitaba un columpio encantado.
Y justo en esta etapa de su vida precisaba retornar a aquel lugar para devolver el reflejo de la ilusión a los ojos de su alma que ahora un vació profundo en ellos se dejaba ver.
Recordó que en aquel lugar, las aves exponían a la brisa sus trinos cordiales que sin temor a nada ni a nadie por todos los confines derramaban
Cerró fuerte los ojos y sin dar un paso sintió que los pies hacía allí la llevaban.
Contempló al columpio durante un breve espacio, el probin allí estaba con aspecto melancólico, solin, cubierto de telas de araña.
Se le había olvidado el pacto de cuidarlo, que ha mucho, mucho tiempo había hecho con él, y el con tanto amor había escuchado.
El aroma a pino silvestre turbó a la ese del silencio que allí estaba sosteniéndose con una mano
Y de manera respetuosa con la punta de los dedos lo fue acariciando, sintiendo por el y por ella mucha lastima, e inclinándose hacía el, comenzó a susurrarle
                      " Escucha columpio, puedes estar seguro que volveré y de pintar de color verde esperanza tu madera ennegrecida y mohosa, cargo me haré"
Una sonrisa se dibujo en el balanceo del columpio.
                      "¡ Si ¡".  Contestó
Y ella no apartando los ojos de el se apresuró a responder
                      " Puedes estar seguro que así será, nunca más abandonado te dejare "
Sin vacilar un instante se abrazó con fuerza a el, sintiendo el calor de su madera encantada, que solicitaba caricias, palabras mimosas, versos sentidos que solo el de descifrar estaba dotado.
La luna vestida de cendal se asomó a la ventana y al ver dormir vestida sobre la cama a aquella figura de mujer, temiendo despertarla apagó su palmatoria y se fue a descansar a su cuarto ella también,
con las huellas del llanto vertido por lo absurdo de la vida reflejado en su faz color miel.
Sabiendo que siempre habrá un columpio encantado, un trovador voluntario que con la magia y la inspiración se encargarán de hacer huir a la desesperanza que cobarde en las profundidades siniestras de la noche se agazapa
De que harán que a ella su color y brillo no le flaquee, ni sienta mortal frío, cuando acude a la cita con la tierra concertada, para saborear un buen y aromático café.


Infinitas gracias entrañables amig@s por a mis humildes letras vuestro respeto y cariño
ozna-ozna
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