Una voz interior le pide
que se adentre en sus entrañas
y busque la savia que nutre
a la melancolía, a la exasperación
al Amor, a la inquina
a la algazara, y a la esperanza
Y deje atrás en el tiempo
esa búsqueda exterior
tan estéril para su alma
en la cual lleva tantos años de recorrido
sin haber comprendido
que el enigma que busca en él estaba
A sus ojos regresó la mirada de niño clara
A su piel la vibración en notas dulces
que estremecen, hablan y abrazan
A su imaginación nuevos juegos
que él como buen discípulo
aprende con calma clásica
El jinete ahora se siente parte del cosmos
De Dios y del Diablo
Del Amor, de los latidos de la vida
De la sensualidad
De la lujuria, de la pasión
Del fuego, de la frecuencia
Del verso del Universo
De el aliento del contexto
De la gama de los paisajes