Observando y analizando
me hago consciente
de la oscuridad del inframundo
De que en ella habitan
Adoradores de la magia negra y los conjuros
Con ansias de poner fin
Al trinar de las alondras
Al dialecto de los árboles longevos
A la belleza que en la calidez del sol, mora
A quebrantar la felicidad que anida
en los pequeños detalles
en la simplicidad de las cosas
A manosear la verdad, a su antojo
Con sus manos corruptas y sucias
a en cárceles con invisibles celdas
Apresar al Amor
O dejarlo lisiado
para que por siempre ande
a la pata coja
¿Pruebas de esto?
No las tengo
Solo las tengo
de lo que estos adoradores provocan
con sus adulteradas banderas
con sus amañadas religiones
Heridas abiertas
Suspiros nostálgicos
Dolor de adioses
Penas y sombras
Mugrienta hambre
Enfermedades desgarradoras
Cuando dos elefantes luchan
es la tierra la que sufre
El guardián
No es fácil penetrar en lo hondo del alma ajena, creo que imposible, aunque algunos aseguran cosas de las que no tengo certezas. Pero es cierto que las ideas ajenas, a veces, choca frontalmente con nuestro estilo de vida. Quizás el respeto sea el muro adecuado para que cada uno se quede con sus criterios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué complicados somos los humanos. Demasiados complejos, egos y vítores escondidos tras avatares extraños.
ResponderEliminarMucho tiempo hacía que no te leía amiga. Me alegro haber hallado tu huella de nuevo. Un abrazo.
Cuando nosotros mismo no sabemos dominar nuestros egos, nuestros pecados capitales, arruinamos el planeta, triunfa el dinero sobre el amor, que quieres que te diga, amiga? LO tenemos todo y no sabemos nada. Somos así una suciedad de lodo, donde se cree que es oro como petróleo negro, por no llamarle de otra manera.
ResponderEliminarEspero que por lo menos, si una minoría pudiéramos concienciar un millonésima parte del mundo yo, personalmente ya me sentiría orgulloso de ello. Es cuestión de empezar las casas por los cimientos y no por el tejado, prima-hermana.
Gracias por compartir estos maravilloso y magnos versos.
Un abrazo con cariño desde mi tierra meiga.
Infinitas gracias, entrañables amigos/as por visitar mi humilde morada, y dejar vuestra huella en ella impresa
ResponderEliminarBesinos miles y cuidaros mucho por favor.