No puedo evitar emocionarme
al adentrarme en el corazón del pueblin
y ver que no alcanzo
a acariciar el recuerdo
de sus verdes campos
Los tentáculos del abandono
habían apresado
a las piedras de sus casinas
de sus senderos rurales
Al haber perdido sus señas de identidad
El pueblin se ahoga
en un mar de desesperanza
Las hojas del texu y el carbayu
símbolos de supervivencia
espectadoras silenciosas
del paso de la vida y la muerte
desafían al viento desde su atalaya
que sin compasión con furia las bate
La sabia de los castaños
grita al sentirse olvidada
Triste llora la luna
al ver al pueblin que tenía alma de poeta
y ahora abierto en mil heridas
agoniza en un silencio de total desamparo
Los pueblines son más grandiosos en el recuerdo, regresar es sufrir al verlos tan diferentes.
ResponderEliminarUn abrazo de anís, con cariño.
Triste poema, cuando se abandona un pueblecito nos queda el recuerdo y cuando regresamos con los brazos abiertos, hay casi nada que abrazar. Triste llora la luna! Saludos Julia.
ResponderEliminarAl paso de los años, los recuerdos se nos desfiguran, y a pesar de todo, la realidad de lo que vemos, supera nuestros recuerdos.
ResponderEliminarGrato leerte, después de tanto tiempo.
Saludos. Ozna.