El que las hacía recorrer la geografía para concienciar al mundo que no podían ser maltratadas ni abandonadas.
Que son alimento y elixir para el alma.
El que las dejaba grabadas en la mente de la humanidad, haciendo con ello que fueran inmortales.
El que velaba para que ellas tuvieran la suerte, la independencia, el reconocimiento que se merecen.
El que tenía el poder de mudarlas en estatuas de piedra, frondosos parajes, aves exóticas, lagos de cisnes, fuentes con caños de plata, pavos reales, hospicianas o burocráticas, senderos mordidos por pasos presentes y pasados, evocaciones de hechos lejanos, noches de amor de verano que para besarse utilizan el cobijo de los árboles, heroínas que luchan contra tiranos con fusil en mano, amotinadas apasionadas con la misión que la libertad respire mil años, ancianas con nostalgia de caricias de antaño, sencillas, refinadas y señoriales, que tuvieran aroma a rosa y a sándalo. Arqueólogas buscando la historia de las primeras piedras con que fueron construidas murallas, castillos, capillas ancestrales.
Las letras vestidas de luto con los ojos humedecidos por las lagrimas emprenden la marcha con el sol de invierno acompañándolas.
Van hacer un monumento con adornos sogueados del prerromanico, con medallones ornamentales, con absides semicirculares y arcos decorativos florales en el regazo de las estrellas, de los prados, de los océanos, de los arroyos, de las cumbres de las cordilleras, de las laderas de las montañas con un asiento lateral para que el alma de su Maestro descanse
Maestro que para ellas fue, es y será indispensable, su defensor, el hidalgo que siempre se revelo contra la despiadada y cruel ignorancia.
Me vais a perdonar entrañables amig@s pero mil humildes letras de hoy son para rendir mi pequeño homenaje a este magno escritor que ayer nos abandonó.
ozna-ozna.
