Aquel amanecer cuando el sol comenzaba a dibujar su silueta en el mar, decidió introducirse en él con cuidado de no hacer ruido, para con paciencia buscar en que rincón secreto, esta respiraba, desde detrás de cual latido, declamaba.
Para saber si en cuclillas se hallaba, o más bien, se mantenía firme como una estatua.
Si tenía forma de mariposa y rondaba por las cámaras, o de araña tejiendo su tela en ellas, de forma solemne y delicada.
Si estaba enfundada en una coraza forjada de éxtasis del amor, odio, llagas, suspiros escapados del alma, soledad que se filtra en las entrañas,
Si cargaba con su bargueño cerrado con cincuenta y ocho llaves
Era consciente que nunca se podría cuestionar que el corazón tenía memoria, y en un lugar emblemático de él, burbujeaba y danzaba.
Protegida del ritual de las tinieblas del ocaso, de las acometidas de la vida que hieren y maltratan
ozna-ozna
