Un silencio triste y oscuro
de la noche se va apropiando
En los adoquines
su sombra avanza tambaleándose
Y yo voy conmigo misma
sintiendo mi propio respirar
con la brisa del mar
en el rostro golpeándome
Tendido en el suelo, exhausto
un pequeño cuerpo
esperando de la suerte un regalo
Dirigiéndome a él, le pregunto
"¿Quieres acompañarme?"
Me miró indeciso, con los ojinos dilatados
En el resplandor de sus pupilas
contenido el universo
finisimo e imperceptible
el peso del alma
"Quisiera ser amiga tuya" Susurré
Te prometo que te alimentaré de Amor
Que nunca más te sabrán a tristeza
las noches frías sin cuentos
Que nunca más escucharás
los amores de frio tiritando
los sueños buscando cobijo, llorando
Mis latidos se confundieron con sus maullidos
Y así fue como él aprendió
a mirar las estrellas con luz propia
Y yo a tomar decisiones con sentimiento
sin rendir cuentas a nadie
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