El cataclismo acompañado del incomodo silencio
sorprendió a aquel rostro malhadado
Entretejiéndole el miedo en los labios
arañándole los sueños
agarrotándole las entrañas
partiéndole el alma
Con la instantánea desenvoltura de lo autentico
afloró la brisa libérrima con aroma primaveral
borrando el olor a muerte, a sangre
a exilio y lagrimas
Y aquel ser se aferró a ella
convencido que su reactancia
transcendería fronteras
enmudecería pretéritos pluscuamperfectos
exterminaría por siempre la huella de la bestia
Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen.
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