La noche era tan negra
como la tristeza que le embargaba
por el forzado destierro de la tierrina que le vio nacer
Por un insondable misterio
llegó hasta él el sonido de una gaita
-¡ Escucha !- Le murmuró el silencio
Este es el sonido que hará que tu corazón no se entumezca
Que para tu sangre sea la única ancora de resistencia
El único que te señalará el camino de vuelta
Para que tu último aliento sea arrullado
por el rumor de las fontanas
por el dulce e intenso aroma de las verdes praderas
cuándo se desparrama por ellas
los versos dorados del amanecer

No hay comentarios:
Publicar un comentario