Cierto día, al caer la tarde,
me miró, y sin titubear me dijo:
"Vengo a despedirme de ti.
Me voy al lugar del que no se puede regresar "
Las dos quedemos en profundo silencio.
A través de sus ojos pude sentir,
el espíritu de aquella mujer de frágil aspecto,
con rostro ya exento de la audacia juvenil.
Espíritu alimentado por sangre rebelde,
que no se sometía a irrisorios estados moralistas
ni al medio necio
ni a círculos que confinan
Permitiéndose la libertad de ir en busca de Morrrigan
de bajar con su propia mano el telón
dando así por finalizado el libreto
cuyo titulo de la obra se denomina vida
al cual la habían enumerado como personaje principal
sin ella haberse ofrecido potestativa
Me quedé callada, la emoción me embargaba
por su no extinguida valentia
Emoción que aún hoy, no encuentro palabras para describirla
La eutanasia voluntaria es un derecho humano, un derecho humano de la primera generación de derechos humanos, un derecho de libertad. Es un derecho, no un deber.
Salvador Paniker
Estremecedor. Efectivamente, es un derecho.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
Infinitas gracias entrañables amigos/as por visitar la morada de mis letras.
ResponderEliminarBesinos miles